Congelados, y no por el frío.

Si uno toma 20 personas al azar y les pregunta si les gusta su trabajo, por lo menos la mitad dirá que no.
Si a esas 10 personas que no les gusta su trabajo les preguntamos si estan buscando otro, por lo menos 7 dirán que tienen ganas, pero que no estan haciendo nada al respecto.
¿Por qué pasa esto?

Como verán, comencé con mucho entusiasmo este blog, junto con otras actividades para acercarme a la gente con este tema, y ahora hace más de un mes y medio que no escribo nada.
¿Por qué pasa esto?

Simple, porque las situaciones que nos preocupan, o que nos tienen "mal", actúan como un freezer sobre nosotros. Es como si una parte grande de nuestra mente estuviera ocupada en "pasarla mal", y el resto no alcanzara para modificarlo.

En mi caso, estoy comenzando con la resolución de una situación que me tenía tan preocupada que no me permitía construir nada. Pareciera que cuando uno más debe generar, más quieto se queda.

En el caso de los empleos ¿por qué el estar mal en un trabajo no es un disparador directo a buscar otra alternativa? Me han contestado "es que no hay nada".
Aca no estamos evaluando la situación del mercado laboral, porque no es objetivo de nuestro estudio, sino que estamos analizando los procesos internos por los que pasamos la mayoría de las personas.

Hay que tomar las situaciones no deseadas (un trabajo que no me gusta, una situación que me preocupa, una duda respecto a "que quiero hacer") como un disparador.
Anoche lo hablé con una amiga: si uno lo mira objetivamente, "no saber que hacer" no es más que una página en blanco (o un lienzo, o una ruta, o lo que más les guste). Es una posibilidad enorme de iniciar una búsqueda, con todo lo positivo de buscar, de intentar, de probar.

Es cambiar nuestra percepción del cambio, y convertirlo en algo positivo. Afuera hay muchos trabajos, mejores y peores que el mio, pero nunca los voy a conocer si no me descongelo.

Acción.

Y se los digo, porque me pasó.